14 de noviembre de 2012

El negocio de la Ética.

La evolución de la gestión de negocios ha traído a nuestros días una filosofía y enfoque de negocios basado en Ética y responsabilidad social corporativa. El viejo enfoque monopólico con el que nacieron los grandes corporativos del siglo XIX y principios del XX, donde la prioridad era totalmente era ser el más grande y poderoso por cualquier medio, y donde el ser humano quedaba relegado a ser “recurso” de la empresa quedo obsoleto desde la segunda mitad del siglo XX.

Las teorías administrativas fueron evolucionando y reconociendo la importancia del factor humano para el logro de las utilidades de las empresas, comenzando por los grupos de empleados y ha ido descubriendo la importancia de los grupos de interés externos a la empresa como clientes, proveedores y la comunidad donde se desarrolla el negocio.

La educación de la población  aceleró el proceso de adopción de valores éticos corporativos, pues al tener acceso al conocimiento y a los derechos fundamentales del hombre, ya no se premia al brabucón que piensa que está por encima de la ley y de los demás. Las empresas ya no quieren ser odiadas porque se dieron cuenta que estaban condenadas al fracaso al mínimo error.

Una administración cuyos valores éticos estén orientados únicamente a las utilidades, reducción de costos o resultados de gestión para obtener bonos, pueden caer, incluso, en situaciones de fraude. Casos como Enron, WorldCom y otros siguen vivos en la comunidad de negocios. Tan vivos como la legislación orientada a evitar situaciones similares que se emitió como resultado de las acciones de dichas compañías.

Las empresas también se dieron cuenta que lo que vende son las emociones relacionadas con la marca y no las razones, por lo que es mejor tener emociones positivas relacionadas a la marca como amor, añoranza, familia, bondad, entre otras. Descubrieron que para ser vistos y ser relacionados con emociones positivas debían asumir valores éticos relacionados con la comunidad y con grupos de interés diferentes a los de los socios, como los empleados, los clientes y proveedores, por mencionar algunos.

Sin embargo, únicamente tendrán éxito las empresas que fundamentalmente vivan valores éticos como parte de sus actividades y no tendrán éxito aquellas que solamente adopten valores por moda o conveniencia. El papel de la administración y de los consejos de administración es fundamental, ya que l tono se establece desde arriba y permea en toda la organización.

En otras palabras, empresas donde el consejo de administración y el CEO no tengan valores éticos y solamente finjan tenerlos para estar alineados con la teoría actual de administración serán como el lobo disfrazado de oveja y condenaran irremediablemente la reputación de sus organizaciones. Las empresas deben elegir CEO que viva los valores éticos que quieran para sus organizaciones.

A los consumidores les gusta lo original y verdadero, no las malas copias ni las falsedades, y son muy hábiles para diferenciar a las empresas que viven verdaderamente sus valores a aquellas que lo utilizan como moda. A las primeras las premian al pagar sobreprecios y a las segundas las castigan no adquiriendo sus productos o servicios.